“Al inicio, cada noche que volvía a casa y le decía mi mujer que era un desastre. Leonardo me quiso con él y yo le repetía que me sentía inútil. No entendía la parte administrativa de mi trabajo, me preguntaba lo que tendría que hacer. Yo quería sentirme protagonista”.
“Luego Leonardo decidió irse al PSG, ¿qué cojones dices Leo? Fue mi respuesta. Con mirada como loco. Me sentí perdido. Pero sinceramente, poco después tuve la sensación que era la primera vez que me sentía libre. Volví a una situación donde no tenía a nadie que me hiciera de escudo. Lo que siempre busqué. A Leonardo le estoy muy agradecido, todo lo que aprendí fue fundamental. Hablamos a menudo”.
“¿El adiós a San Siro? Creo que espero que pueda ser así, es algo que genera impresión, me doy cuenta. Ahí jugó mi padre, he jugado yo, juega ahora mi hijo. Ha sido mi casa. Si juntamos los recuerdos, ¿quién más que yo puede sentirse herido por un cambio de época? San Siro es un trozo de la historia de la ciudad”.
“Pero si se ha convertido en un lugar tan icónico, lo debe a los éxitos de los clubes y de los jugadores que han jugado. En esto es lo que debemos pensar. Si queremos que Milan e Inter vuelvan a los más alto del fútbol europeo, escribiendo fantásticas páginas como las de San Siro, debemos tener un estadio nuevo”.
“No hay alternativas. No es una opinión: es una certeza. No quiero olvidar un maravilloso pasado. Solo que me gusta mirar hacia delante. Es un poco la idea de mi vida. Pensar de volver a dominar como a principios de milenio es algo irreal. Ya no existen propietarios como Berlusconi o Moratti. Lo dice la finanza, lo dice por como va el mundo”.
“Mientras tanto están el resto, la Premier League pero también la Bundesliga gracias al Mundial de 2006, se organizaron y nos superaron, rehaciendo los estadios. Que luego es la manera de generar ingresos y hacer que sean más competitivos. De haberlo hecho nosotros antes seríamos más competitivos, como lo demuestra la Juventus”.
“Pero no ha sucedido de momento por prevalecer el interés particular. Cuando se habla de la Liga de Fútbol, sirve un poco de visión común, mejor si es a largo plazo. La inversión en infraestructuras es la única oportunidad posible, si queremos volver a los grandes éxitos europeos. Porque si no se hace, solo queda soñar con la llegada del príncipe azul”.
“A veces sé que parezco alguien fatalista. Gianluigi Donnarumma es una gran persona, llena de emociones. Creo que en un mundo ideal la única real motivación de un jugador debe ser la pasión. Pero si tu objetivo es ganar el máximo dinero posible y obtener un rescate social, que se apretaron el cinturón durante los años de su infancia, esas son las motivaciones”.
“Algo entendible y respetable. Para alcanzar ciertos resultados y una cierta altura como jugador, las motivaciones deportivas son fundamentales. Puede suceder que las necesidades de un jugador no combinen con las de un club. Hay quien consigue esperar y otros en cambio tiene prisa. No me toma a mí valorar esas decisiones”.
“De niño, mi padre me dejó libre de elegir entre Milan e Inter, ya que tenía diez años. Estábamos en la cocina junto al balcón, en nuestra vieja casa en Ciudad de Estudios. Quizás confiaba en una respuesta de cierto tipo… me preguntó si quería ser portero (algo que me gustaba mucho) u otra posición”.
“Y desde entonces, nunca me preguntó que lo fuera de verdad. Siempre me repitió lo que hoy les digo a los jugadores del Milan: ¿quieres hacer este trabajo? Da el máximo, respeta el grupo y las personas. Sed honestos y no os lamentaréis. Al final, nosotros somos los que han sido nuestros padres, no te escapas de ese destino”.
“La primera victoria en la Copa de Campeones por distancia es el mejor recuerdo de todos. Barcelona 1989 ante el Steaua de Bucarest. Quizás uno de los últimos partidos donde el estadio era todo con un equipo. Ahora hay reglas sobre la capacidad, no existe el bloque del Este, no está Ceausescu”.
“La ciudad fue invadida por nuestros hinchas, fue una especie de éxodo. Llegando al estadio, tanto nuestro autocar como el del Steaua se quedaron bloqueados en medio de esa marea rossonera. El resultado ya estaba escrito. ¿Cómo me veo dentro de 10 años? Con canas y espero que feliz”.
“En cuanto a este trabajo o lo hago con el Milan o no lo hago. Quizás en el extranjero, pero tendría que pensarlo. Estoy contento de tener esta oportunidad. Porque sé que de no hacerlo, siempre me lamentaría no haberlo intentado. También por esto, el futuro no me da miedo”.
